domingo, 28 de diciembre de 2008

El bien y el mal.


Un bien y un mal que fuesen eternos e imperecederos no existen. Los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y todo su mal. No los tomaron de otra parte, no los encontraron, éstos no cayeron sobre ellos como una voz del cielo. Para conservarse, el hombre empezó implantando valores en las cosas, -¡el fue el primero en crear un sentido a las cosas, un sentido humano! Por ello se llama "hombre", es decir: el que realiza valoraciones.

Valorar es crear. El valorar mismo es el tesoro y la joya de la vida. Sólo por el valorar existe el valor. Sin el valorar estaría vacía la nuez de la existencia.

El cambio de los valores es el cambio de los creadores. Siempre aniquila el que tiene que ser un creador. Una violencia surge de los nuevos valores, y una nueva superación: al chocar con ella se rompen el huevo y la cáscara de lo caduco y lo viejo.

Así, quien tiene que ser un creador del bien y del mal tiene que ser antes un aniquilador y quebrantador de valores. ¡Y que caiga hecho pedazos todo lo que en nuestras verdades pueda caer hecho pedazos! ¡Hay muchas casas que construir todavía!

Y es, desde esta creación de nuevos valores que surgen un nuevo bien y un nuevo mal.

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