domingo, 28 de diciembre de 2008

Palabras Chocantes

si es si y aveces no y no es no y aveces si esto demuestra que todos pasamos por desiciones y dudas pero tambien el hombre no le gusta que lo contradigan por que si no ta perdiendo y no sabe perder la verdad todos lo hombres no son asi pero las mayorias de personas tienen intereses. Tambien es posible que algo sea bueno para mi y para otros tambiem pero habran otros que no.la complejidad de que para llegar a lo bueno hay que pasar por lo malo niunque sea en un pensamiento y ante el dios del critianismo hasta una duda sobre el.Por que la duda seria un no confiar y el no confial seria tambien un no creer. Diras quien dijo eso pues si lo experimenta con tu pasado o lo de otros es 100% realidad. La complejidad de evolucion si ya tienes base de que millones de cientificos se matan la cabeza averiguando quien no creos y no llegan al punto de donde se le salio esa idea.Reflexionando o pensado . es verdad pero ya que tienen la base de que no llegaran al punto y no se rinde ademas nadie lo manda a harcelo gastando millones y millones de dinero en basuras tecnologicas para perforar tierras y simplemente que en realidad lo que estan acabando nuestro planeta. en vez de ayudar personas necesitadas. yo me baso en eliminar esa basuras.pero tambien al igual que eso el cristianismo y la religiones tienen su grandes errores al iguales que lo cientificos por que la biblia en diferentes idiomas se divide y tambien que el mismo hombre la a editado y a creado confunciones que hacen que el mundo peleer por todos los angulos que haya en este planeta y en los sentimientos humanos y no olvidar el individualismo que es lo central.

El hecho religioso.

Introducción.

El hecho religioso es una parte de la historia humana. En todas sus épocas y culturas aparece una actividad, diferente de la actividad ordinaria y mezclada generalmente con elementos "mágicos", que influye en la historia y que a su vez, esta actividad religiosa, es influida por la historia misma.

El hecho religioso contiene una enorme variedad de formas que reflejan la pluriformidad de la historia humana, según las diferentes épocas, culturas y situaciones. Pero contiene también una indudable unidad que nos permite identificar fenómenos aparentemente muy diferentes (como por ejemplo la religiosidad del primitivo y las elevadas manifestaciones religiosas contenidas en el cristianismo o budismo) y descubrir su específica relación con otros hechos humanos como pueden ser el estético, el moral, etc.

A partir de esta breve introducción podríamos fácilmente enumerar y explicar los puntos de referencia que se utilizan normalmente para intentar comprender la estructura del hecho religioso. Podríamos extendernos sobre el ámbito de lo sagrado, el misterio, la actitud religiosa... pero no creo que llegáramos al objetivo final de la asignatura, que engloba estos tres aspectos:

1º) La comprensión de aquello que mueve al ser humano, a lo largo de toda la historia, al acto religioso.

2º) Ver si ese movimiento se encuentra dentro del camino de la Luz.

3º) Ver si ese movimiento se encuentra dentro del camino de las tinieblas y, si es así, cómo poder salir de él.

Planteamiento de interrogantes.

Para intentar tan basto propósito enunciaremos una serie de preguntas e intentaremos responderlas, sistema sencillo pero eficaz.

a) ¿Puede el ser humano encontrar a Dios dentro de cualquier movimiento religioso, en alguna creencia, fe o credo?

La creencia es una negación de la verdad, la creencia impide la verdad, creer en Dios no es encontrar a Dios, porque en realidad Dios es lo desconocido, y la creencia o no creencia de los hombres en lo desconocido es una mera proyección de la mente y del pensamiento del hombre y, por lo tanto, no es real.

b) ¿Por qué cree el hombre?

Creemos porque eso nos brinda satisfacción, consuelo, esperanza y decimos que da sentido a nuestra vida. Nuestra creencia tiene en realidad un significado mas bien escaso, porque creemos y explotamos al prójimo, creemos y matamos, creemos en un Dios universal y nos asesinamos entre nosotros. Los hombre que dicen que creen en Dios han destruido la mitad del mundo y la otra mitad sufre y padece. Por causa de la intolerancia religiosa existen las divisiones de la gente entre creyentes y no creyentes y lo cual conduce a las guerras de religión.

c) ¿Es la creencia en Dios un incentivo para que el ser humano sea y viva mejor?

Nuestro incentivo, seguramente, tiene que ser nuestra propia intención de vivir de un modo puro y sencillo. Si esperamos algo de un incentivo, no nos interesa el hacer la vida posible para todos sino tan sólo nuestro incentivo, que pueden ser diferentes y por eso nos peleamos. Pero, si vivimos felices juntos, no porque creamos en Dios, sino porque somos seres humanos, entonces compartiremos enteramente los medios de producción a fin de producir cosas para todos. Por falta de inteligencia aceptamos la idea de una superinteligencia a la que llamamos "Dios"; pero la idea de este "Dios", esta superinteligencia, no va a brindarnos una vida mejor. Lo que conduce a una vida mejor es la inteligencia; y no puede haber inteligencia si hay creencias, si hay divisiones de clase, di los medios de producción están en manos de unos pocos, si hay nacionalidades independientes y gobiernos soberanos.

Todos nosotros creemos y hemos creído a lo largo de toda la historia de diferentes maneras, pero nuestras creencias carecen de cualquier realidad. La realidad es lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos, y toda nuestra creencia en Dios y todo el hecho religioso es una simple evasión de nuestra vida monótona, necia y cruel. Más aún, la creencia divide invariablemente a los hombres: ahí están el hindú, el budista, el cristiano, el comunista, el socialista, y así sucesivamente. La idea, la creencia divide, jamás une a las personas. Puede que juntemos a unos cuantos en un grupo, pero ese grupo se opone a otro grupo, las ideas y las creencias, por el contrario son separadoras, desintegradoras y destructivas. Por lo tanto, nuestra creencia en Dios está, de hecho, extendiendo la desdicha por el mundo; aunque nos haya aportado momentáneamente consuelo, en realidad nos ha traído más desdicha y destrucción en forma de hambre, guerras, divisiones de clase y acciones despiadadas. Así, pues, nuestra creencia carece totalmente de valor. Si realmente creyéramos en Dios, si ello fuera para nosotros una experiencia real, entonces, en nuestro rostro habría una sonrisa, no haríamos daño.

d) ¿Qué es la verdad? ¿Qué es Dios?

Dios no es la palabra, la palabra no es la cosa. Para conocer aquello que es inconmensurable, que no pertenece al tiempo, la mente tiene que estar libre del tiempo, lo cual significa que la mente tiene que estar libre de todo pensamiento, de todas las ideas acerca de Dios. ¿Qué sabemos acerca de Dios o de la Verdad? De hecho, nada. Todo lo que sabemos son palabras, las experiencias de otros o algunos momentos de experiencias más bien vagas. Eso, con seguridad, no es Dios, no es la realidad; eso no está fuera del ámbito del tiempo. Para conocer aquello que está más allá del tiempo, debe comprenderse el proceso del tiempo, que es el pensamiento, el proceso de llegar a ser algo, la acumulación de conocimientos. Este es todo el pasado de la mente; la mente misma es el pasado, tanto la consciente como la inconsciente, la colectiva y la individual. La mente, debe estar libre de todo lo conocido, lo cual significa que la mente debe estar por completo en silencio. Pero la mente que logra el silencio como un resultado, como consecuencia de una acción determinada, de la práctica, de la disciplina, no es una mente silenciosa. La mente forzada, dominada, moldeada, encuadrada y mantenida en silencio, no es una mente serena. La serenidad sólo llega cuando comprendemos el proceso del pensamiento en su totalidad, porque comprender su proceso es darle fin y al cesar el proceso del pensamiento empieza el silencio.

e) ¿Cómo puede el hombre encontrar a Dios?

Sólo cuando la mente está en completo silencio, tan sólo entonces puede llegar lo desconocido. Lo desconocido no es algo que la mente pueda experimentar; sólo puede experimentarse el silencio, nada más que el silencio. Si la mente experimenta algo que no sea el silencio, no hace más que proyectar sus propios deseos; y una mente así no está en silencio. Mientras la mente no esté en silencio, mientras el pensamiento en cualquier forma, consciente o inconsciente, esté en movimiento, no puede haber silencio. El silencio es la liberación del pasado, de los conocimientos, de los recuerdos; y cuando la mente está silenciosa del todo, inactiva, cuando en ella reina un silencio que no es producto del esfuerzo, sólo entonces lo atemporal, lo eterno, puede surgir. Este estado no es un estado para recordar, no hay entidad alguna que recuerde, que experimente

Por lo tanto, Dios, o la verdad, o lo que sea, es algo que se crea de instante en instante, y esto ocurre únicamente en un estado de libertad y espontaneidad, no cuando disponemos una disciplina a la mente de acuerdo a una norma. Dios no es una cosa de la mente, no surge mediante la proyección de uno mismo y sus deseos; sólo llega cuando hay virtud, es decir, libertad. Virtud es enfrentarse con el hecho de lo que es, ver lo que es (la verdad o hará libres). Ver lo que es y enfrentarse con el hecho es un estado de bienaventuranza. Sólo cuando la mente está dichosa, serena, sin ningún proceso de sí misma, sin la proyección del pensamiento, sólo entonces se manifiesta lo eterno.

3. Recapitulación.

El ser humano vive en la insatisfacción, el dolor y la ignorancia y, para huir de ello toma vías de escape en su búsqueda de satisfacción.

Con este deseo de placer y rechazo del dolor el hombre recorre la tierra entera, buscando y rechazando, intentando la satisfacción de los sentidos con los objetos creados por la mente y la sensualidad.

Como no hay nada, nada en esta tierra que satisfaga profunda y verdaderamente buscamos a Dios, la eterna satisfacción. Este es el nacimiento del hecho religioso actualmente y en toda la historia.

Este camino que toma le reporta dolor y sufrimiento, vuelve la insatisfacción. El hombre ve cómo ha invertido sus días y su tiempo para únicamente encontrar ese mundo tras cuya fachada alucinante sólo vive la nada. Al final de todo siempre se encuentra sólo consigo mismo, caído, sucio y agotado, debiendo de nuevo emprender sus pasos. Es necesario que la humanidad aprenda a caminar por el sendero de la Luz.

Las preguntas fundamentales de la Vida.

Es esencial comprender el viaje hacia la Verdad, y no quedarse anclado en ideas y creencias. Es imprescindible tratar con hechos reales, porque en la realidad y en ir más allá de ese que es real se encuentra la Verdad. Y la Verdad, cuando existe, es algo sumamente peligroso. La Verdad es muy peligrosa porque origina una revolución dentro de nosotros que, inevitablemente, se expresa exteriormente. Para llegar a ella, para permitir que la Verdad surja, un buen camino es formularse preguntas.

Supongamos que formulamos una pregunta y se nos responde. Entonces aceptamos la respuesta o la rechazamos, siempre respondiendo según nuestro condicionamiento. Pero, si empezamos a investigar la pregunta misma nos daremos cuenta de que la respuesta no se encuentra separada de la pregunta, que la respuesta está en la misma pregunta. El perfume de la flor es la flor. La propia flor es la esencia de ese perfume. Pero casi todos dependemos de otros para que nos ayuden, nos estimulen y resuelvan nuestros problemas. Por esto, desde nuestra confusión creamos autoridad, los gurús y los sacerdotes.

Es bueno formular preguntas, retomar el arte de la investigación, de la discusión esclarecedora, de mirar las cosas sin tomar partido. Es esencial formular preguntas fundamentales. Pero cuando las formulamos casi todos estamos buscando una respuesta y, entonces, la respuesta es siempre superficial, porque para la Vida no hay respuestas de “sí” o “no”. La Vida es un movimiento, un movimiento infinito, y para investigar esta cosa extraordinaria llamada vida, con todos sus innumerables aspectos, uno debe formular preguntas fundamentales y no contentarse jamás con las respuestas, por satisfactorias que puedan ser, porque tan pronto tenemos una respuesta, la mente ha llegado a una conclusión, y la conclusión no es Vida, es tan sólo una condición estática. Por lo tanto, lo importante es formular la pregunta correcta y no satisfacerse jamás con la respuesta, por ingeniosa, por lógica que sea, porque la Verdad de algo se encuentra más allá de la conclusión, más allá de la respuesta, más allá de la expresión verbal. La mente que formula una pregunta y tan sólo se satisface con una explicación, con una declaración verbal, sigue siendo una mente superficial. Sólo la mente que formula una pregunta fundamental y es capaz de seguir el curso de esa pregunta hasta el fin, puede descubrir qué es la Verdad.

Las respuestas que alguien nos pueda ofrecer, si para nosotros no son hechos, se quedan en el campo del pensamiento como conocimiento erudito, cerrado y concluso, se quedan en nuestra mente como creencias e ideales. Por esto es imprescindible formular preguntas adecuadas y resolverlas a lo largo de la propia vida. En la pregunta se encuentra la mente, en la respuesta la eternidad. Las personas cargadas de conceptos se hunden por su peso en el infierno, pues l apreciación verbal no es la verdadera comprensión. Existe una Comprensión -con mayúsculas- que se debe vivenciar, y luego, cabe la posibilidad de expresarla con palabras. Pero, aquel que se llena de un conocimiento simplemente erudito neciamente estrecha su consciencia.

La respuesta a la pregunta adecuada que uno formula es siempre una vivencia integral, completa, total, que no sólo se encuentra en el campo de la mente, sino que abarca mucho más. Y es ahí hacia donde nos deberá llevar las preguntas, a ese vivir de instante en instante, a ese estado de unidad en el que no existen separados el experimentador y la experiencia, el pensador y el pensamiento. Porque si, por ejemplo, me formulo una pregunta similar a las que expresamos a continuación:

¿Es posible que la mente se de cuenta de su propio condicionamiento y, gracias a eso, se libere de él?

¿Podemos darnos cuenta de nuestro condicionamiento y, por ello, acabar con él, e forma que nos encontremos libres para descubrir qué es la Verdad?

¿Puede uno darse cuenta de su ambición y de los dictados del ego y, por ello, ser libre?

Las respuestas no pueden encontrarse ni contenerse en una declaración verbal, sino que deberemos verla, escucharla y vivenciarla en la vida cotidiana, de instante en instante.

Uno es el resto de la humanidad.

Desde el instante en el que nacemos hasta que morimos pasamos por una infinidad de problemas de todo tipo. Existe muchísimo miedo en todos los seres humanos, muchísima ansiedad, incertidumbre, y también está la persecución del placer, del poder y de la seguridad. Casi todos los seres humanos de esta bellísima Tierra sufren mucha pena y soledad. Después de miles de años, el ser humano sigue siendo un bárbaro, cruel, vulgar, lleno de ansiedad y odio. El hombre siempre ha estado en conflicto, pero sin paz en lo interno, en lo psicológico, el cerebro no puede florecer, los seres humano no pueden vivir de manera completa, holística.

Cada uno de nosotros es el resto de la humanidad. Por lo tanto, psicológicamente, no somos individuos. La conciencia de un no es “su” conciencia. Es la conciencia del resto de la humanidad, porque todos pasamos por la misma molienda, por el mismo conflicto inacabable. Cuando el ser humano comprenda esto, no emocionalmente, no como un concepto intelectual, sin como algo concreto, real, verdadero, no matará a otro ser humano. Jamás matará a otro, ni física, ni verbal o intelectualmente, porque entonces se está matando a sí mismo.

Pero en todo el mundo se ha fomentado la individualidad. Cada cual lucha para sí mismo, para lograr su éxito, su realización, su logro personal, persiguiendo sus deseos y generando estragos en el mundo.

Debemos descubrir por nosotros mismo la razón por la que los seres humanos hayan reducido el mundo a lo que es ahora, tenemos que investigar juntos por qué hay conflicto en las relaciones personales, si es posible terminar con este conflicto. De lo contrario, jamás tendremos paz en esta Tierra.

Mucho antes del cristianismo, el ser humano rendía culto a los árboles, a las piedras, a los animales, al relámpago, al sol; no había sentido alguno de “Dios”, porque consideraban que la Tierra era la madre que debía ser venerada, preservada, salvada de la destrucción, y no destruida como ahora lo estamos haciendo.

Debemos mirar las cosas tal como son, no como creemos que son, no desde la idea o del concepto acerca de lo que es, sin simplemente mirar. Y, si es posible, mirar no verbalmente, lo cual es mucho más difícil.

Aquí, en este mundo, es en el que debemos vivir, y no es el mejor camino escapar de él por medio de los monasterios o de experiencias “religiosas”; uno debe dudar de todas sus experiencias. El ser humano ha hecho todo lo posible en la Tierra para escapar de la realidad del vivir cotidiano con todas sus complejidades. El ser humano persigue su propia ambición, se encuentra impulsado por el deseo. Por eso es imprescindible que pueda haber una relación adecuada cuando cada uno está persiguiendo sus propios deseos, sus ambiciones, su codicia, su propia importancia. A causa de esta división en la relación no hay amor.

El egoísmo y el interés propio es el origen de la corrupción, de la destrucción. El interés propio domina el mundo y, en consecuencia, hay conflicto. Se genera separación; hay divisiones nacionales, religiosas, personales… Donde hay división tiene que haber conflicto, esto es una ley. Vivimos nuestra vida cotidiana desde un pequeño, circunscripto y limitado “yo”. El “yo” es limitado, y esa es siempre la causa del conflicto. Es el núcleo central de nuestra lucha, de nuestra pena, de nuestra ansiedad. Cada cual está ocupado consigo mismo, vive en un mundo separado, todo para él. Por lo tanto hay división entre uno y otro, entre uno y su religión, entre uno y su dios, entre uno y sus ideologías. Pero es necesario comprender, no porque se haya leído en ninguna parte, sino porque se ve como un hecho real, a fondo, que uno es el resto de la humanidad, se compone de creencias, miedos, fe, dioses, ambiciones personales, etc. Toda nuestra conciencia se compone de esto, que es producto del pensamiento.

El pensador es un ente ficticio que crea el pensamiento. Uno no es el mismo ayer que hoy, ni es el mismo hoy que será mañana. Uno no es el mismo segundo tras segundo, el único que hace parecer que uno es el mismo segundo antes y segundo después es el pensamiento, la mente, la memoria. Es la mente infantil, inmadura, que busca el sentimiento de seguridad, de permanencia.

La llama de una vela no es la misma instante tras instante. El ser humano no es un ser individual separado de sus semejantes. Al contrario, pertenece a un campo único de consciencia que se vivencia desde la Unidad. Y este es un aspecto muy importante a tener en cuenta cuando se permite la disolución del espacio que existe entre el experimentador y lo experimentado.

El bien y el mal.


Un bien y un mal que fuesen eternos e imperecederos no existen. Los hombres se han dado a sí mismos todo su bien y todo su mal. No los tomaron de otra parte, no los encontraron, éstos no cayeron sobre ellos como una voz del cielo. Para conservarse, el hombre empezó implantando valores en las cosas, -¡el fue el primero en crear un sentido a las cosas, un sentido humano! Por ello se llama "hombre", es decir: el que realiza valoraciones.

Valorar es crear. El valorar mismo es el tesoro y la joya de la vida. Sólo por el valorar existe el valor. Sin el valorar estaría vacía la nuez de la existencia.

El cambio de los valores es el cambio de los creadores. Siempre aniquila el que tiene que ser un creador. Una violencia surge de los nuevos valores, y una nueva superación: al chocar con ella se rompen el huevo y la cáscara de lo caduco y lo viejo.

Así, quien tiene que ser un creador del bien y del mal tiene que ser antes un aniquilador y quebrantador de valores. ¡Y que caiga hecho pedazos todo lo que en nuestras verdades pueda caer hecho pedazos! ¡Hay muchas casas que construir todavía!

Y es, desde esta creación de nuevos valores que surgen un nuevo bien y un nuevo mal.

sábado, 27 de diciembre de 2008

La autonomía según Kohlberg

Lawrence Kohlberg continúa los estudios de Piaget, esta vez planteando dilemas morales a diferentes adultos y ordenando las respuestas. Sus estudios recogieron información de diferentes latitudes (EE.UU, Taiwan, México) para eliminar la variabilidad cultural, y se centraron en el razonamiento moral, y no tanto en la conducta o sus consecuencias. De esta manera, Kohlberg estableció tres estadios de moralidad, cada uno de ellos subdividido en dos niveles. Se leen en sentido progresivo, es decir, a mayor nivel, mayor autonomía.

  • Estadio preconvencional: las normas se cumplen o no en función de las consecuencias.
    • Nivel 1: Orientación egocéntrica. La norma se cumple para evitar un castigo (ejemplo: no le pego a mi compañero de pupitre porque si no me castigan).
    • Nivel 2: Orientación individualista. La norma se cumple para obtener un premio (ejemplo: hago mis tareas escolares porque así mis padres me compran una moto).
  • Estadio convencional: las normas se cumplen en función del orden establecido.
    • Nivel 3: Orientación gregaria. La norma se cumple para satisfacer a los demás (debo ser buen chico para que mis padres se sientan orgullosos de mí).
    • Nivel 4: Orientación comunitarista. La norma se cumple para mantener el orden social (debo cumplir con mi función dentro de la sociedad).
  • Estadio postconvencional: las normas se cumplen en función de la aceptación individual y de los valores que comportan.
    • Nivel 5: Orientación relativista. La norma se cumple en función de un consenso, y no se pueden desobedecer (debo respetar las normas en beneficio común y en función de un consenso voluntario).
    • Nivel 6: Orientación universalista. La norma se cumple cuando respetan valores universales, y si no, se desobedecen (cualquier acción se basa en el respeto de la dignidad de los demás, o de lo contrario es legítima la desobediencia).

Lawrence Kohlberg afirma que los niños viven en el primer estadio, mientras que apenas un 20% de los adultos llegan al nivel 5, y solamente un 5% alcanza el nivel 6.

Bienvenidos

Bienvenidos Seres Humanos

Hola a todas las personas que entren a nuestro blog,discuten,dialogen,opinen y conozcanse cada uno de ustedes y sean amables y conciente en sus actos le damos una gran bienvenida.

Nuestro proposito es hacerle demostrar que esta bien y mal en nuestro planeta en la cual unidos solamente llegamo hacer algo grande e importante.

Nosotros no estamos de acuerdo en que usted tenga que volvese loco por estar creyendo y matandose en un cielo ni tampoco en un infierno nuestra base es que si usted razona sabes que desde el principio existe el bien y el mal y que lo mas importante es estar positivo y no negativo es algo insoportable que se habre tanto del mal por que simplemente lo estamos ayudando poco a poco y eso no es lo que debe de ser si no bien y verdad. Sabemos que tenemos a un ser que no creo y no ilustro por la cual se basa del bien y no en el mal.